Me mostro un papel que tenia palabras en tinta azul ya algunas parecía borrarse, las leí y recordé cuanto tiempo mis libros leyeron mis pensamientos de amores y desamores.
Tuvimos una pequeña platica acerca de la soledad, del amor, de sexo, de perros.
Me emocione demasiado y de pronto me levante sobre el banco, le dije que me alegraba tanto que hubiese regresado a mi, salte para abrazarle y luego me di cuenta que los libros aun no se han humanizado lo suficiente como para abrazarme de vuelta, así fue como me hice el morado que tengo en la costilla, después de haberme estrellado contra el polvo frente a aquel banco que mira la bahía.
Mis libros son como los romances que te abrazan para dormirte, pero al día siguiente cuando despiertas ya se han ido sin avisarte, pero tu siempre les recuerdas, quiero uno que venga y se quede para siempre.
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